La casa de las siete chimeneas es un espacio nombrado frecuentemente en "El capitán Alatriste". Cerca de la casa se produce la emboscada a los dos ingleses. Como otros escenarios de la novela, están localizados geográficamente en lugares reales de la época.
En el caso de la Casa de las siete chimeneas, se trata de un lugar todavía existente, de hecho es la sede del Ministerio de Cultura de España. Os dejamos con la historia de esta curiosa casa que cuenta, cómo no, con siete chimeneas y alguna leyenda entre sus paredes:
Dirección: Plaza del Rey, 1, c/v Calle de las Infantas, 31.
Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil del siglo XVI que quedan en Madrid. Fue proyectada y construida entre 1574 y 1577 por el arquitecto Antonio Sillero para Pedro de Ledesma, secretario de Antonio Pérez. Poco tiempo después, en 1583, la casa fue adquirida por el comerciante genovés Baltasar Cattaneo, según el madrileñista Pedro de Répide con muy malas artes, y desde entonces la casa fue popularmente conocida como «casas de Cataño». Tres años después este genovés mandó al arquitecto Andrea de Lurano realizar la primera ampliación del inmueble, resultando un caserón de planta rectangular, de dos alturas y un tejado a cuatro aguas rematado por siete chimeneas.
De estas chimeneas le viene el nombre a la casa, y también entorno a ellas se ha ido originando una serie de leyendas que nada tuvo que ver con la realidad, como por ejemplo, la que decía que las siete chimeneas representaban los siete pecados capitales, o que la casa sirvió de reclusión a una hija ilegítima de Felipe II y que después de muerta todavía habitaba en ella su espíritu (sic).
Lo único cierto es que en 1590 el doctor Francisco Sandi y Mesa compró la casa y fundó en ella el mayorazgo de la familia de los Colmenares, desde 1716 Condes de Polentinos, siendo de su propiedad hasta 1881. En el siglo XVIII su nueva función de residencia nobiliaria conllevó la realización de algunos cambios, como la ampliación del antiguo caserón con la construcción de un edificio anexo, transversal, que hoy da, no por casualidad, a la actual calle de Colmenares, resultando en conjunto una planta en forma de «L». Durante esta época también fue residencia del famoso Marqués de Esquilache, contra quien el pueblo madrileño se amotinó en 1766 dejando las huellas de su descontento en la casa.
De nuevo en 1874 el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos realizó una nueva reforma, pero la casa no tardaría mucho tiempo en volver a tener colgados los aparejos de obras, pues con su venta al financiero Jaime Girona en 1881, se convertiría en la futura sede del Banco de Castilla. Para este propósito, al año siguiente el arquitecto Manuel Antonio Capo emprendió la reforma de las fachadas y restauró la casa devolviéndola su aspecto original, sin que ello implicara transformar profundamente las construcciones que se habían ido añadiendo a la antigua casa.
Durante el siglo XX la casa siguió acogiendo sedes bancarias, fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1948 y fue otra vez reformada en 1957 por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y José Antonio Domínguez Salazar. Desde la década de 1980 hasta la actualidad es sede del Ministerio de Educación y Cultura.
Fuente: Madrid histórico
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